Tengo mis manos frías y pálidas,
El pecho agitado y la mente perdida,
La fe escrita en mil letras,
El Corazón palpitante y herido de tantos desamores en vano y que hablarán de mí, de la razón confusa y trajinada por el tiempo, del mal que transfiere cada mordisco de sangre, y es eso lo que hiere mis pesares discriminados por el mundo; detén un momento el pasado y huye del pasado.
Poema de: Fernando Corredor Bernal
Seudonimo: Resortes
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